Déjame que hoy te hable del silencio
que una sonrisa valga lo que un beso;
que los besos te rescaten de la nada.
Que una canción seduzca más que un verso
y que mis versos te contagien de esperanza.
Déjame que hoy te cuente un cuento
de esos que casi nadie ya narra:
en el que príncipes que viven en castillos
se convierten en inofensivas ranas
y las brujas que hacen brindis con vampiros
desmarcan a las hermosas damas.
Déjame, aunque solo sea un instante
en el que príncipes que viven en castillos
se convierten en inofensivas ranas
y las brujas que hacen brindis con vampiros
desmarcan a las hermosas damas.
Déjame, aunque solo sea un instante
embriagarme con tu natural fragancia.
Déjame -pero no me dejes-
que te ponga perdida de entrañas.
Y si no me dejas -estando ahí-
Déjame -pero no me dejes-
que te ponga perdida de entrañas.
Y si no me dejas -estando ahí-
aunque me dejes que hoy te cuente
habrá valido la pena tu silencio
mientras tu leías mis palabras.
habrá valido la pena tu silencio
mientras tu leías mis palabras.
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