domingo, 10 de marzo de 2013

DÉJAME QUE TE CUENTE



Déjame que hoy te hable del silencio
con unas cuantas palabras encadenadas:
que una sonrisa valga lo que un beso;
que los besos te rescaten de la nada.
Que una canción seduzca más que un verso
y que mis versos te contagien de esperanza.


Déjame que hoy te cuente un cuento
de esos que casi nadie ya narra:
en el que príncipes que viven en castillos
se convierten en inofensivas ranas
y las brujas que hacen brindis con vampiros
desmarcan a las hermosas damas.

Déjame, aunque solo sea un instante
embriagarme con tu natural fragancia.
Déjame -pero no me dejes-
que te ponga perdida de entrañas.

Y si no me dejas -estando ahí-
aunque me dejes que hoy te cuente
habrá valido la pena tu silencio
mientras tu leías mis palabras.

LA NOCHE SIN PRISA


Piérdete en la noche conmigo, amor mío, confúndeme
en la estela que emana del roce de tus labios fríos.
Ponle sombrero a la Luna, decora de cenefas mis besos
y empújame al abismo en el que mueren los sinsentidos.

Deja que te sacuda el polvo de estrellas.
Que me disipe en el vacío inerte
de tus ojos cuando destellan.

Sácame en procesión con las sombras.
Evita que me diluya estéril
con la multitud alevosa.

Volvamos a las tardes de placer sin prisas.
A aquellos paseos voluptuosos
desvaneciéndome en tu risa.

Enciérrame en un laberinto de enigmas.
Y que ni el cielo ni el infierno
se disputen más premisas.

Por todo esto, alma mía, espero sincericida
que entiendas el matiz de lo que hoy te digo
pues solo así, cuando tú estás perdida
alcanza mi cuerpo a fundirse contigo.

sábado, 9 de marzo de 2013

ESTELAS



Las estelas,
esos rastros imborrables de tu esencia
que derramas a cada paso que das
en el espacio y en la docta dimensión
del tiempo.
Pátinas de promesas incumplidas,
de sentimientos cohibidos y mentiras 
transformadas en dogmas universales. 
Gemidos que aún rebotan 
en las paredes.

Retroceden
como la pesada piedra
que Sísifo empuja.
Se volatilizan
cual cenizas consumidas
por un abismo.
Regeneran
la materia de lo que aún
nos queda por construir.

Nunca las verás refulgir
ante tus ojos
ni te embriagarás
con su aroma indistinguible:
tan solo captarás
su presencia etérea.
Porque las estelas -al igual que
los sueños de medianoche-
siempre se desvelan
con saldos de desaliento
que jamás dejan 
en el recuerdo
un porqué.

viernes, 8 de marzo de 2013

EN LO QUE DURA UN DESTELLO

Son brevísimos lapsos
de absurda inexistencia.
Tan solo eso.
Instantes que ocupan el destello
de un segundo, de un minuto roto…
Pero basta para que me asedien
en porciones mínimas de deseo:
el sabor de tus labios;
la mentira de tu sonrisa;
el humo volátil de un cigarro a medias;
tu mano buscando a tientas la mía;
y el frío de la cama que me agita
cuando amanezco solo
sin oír tu respiración.

Justo entonces resurgen
viejos fantasmas de ilusiones enquistadas
y  de despedidas sin decirnos adiós.
Todo se apresura incesantemente
sin darme tregua para enjuagar
los últimos resquicios de ti.

Quizás nunca lo sepas
pero me dolías más
cuando tu cuerpo vagaba a ratos
junto al mío
por callejones desiertos.
Que ahora
que te confundo a todas horas 
entre la multitud
con siluetas ajenas.

jueves, 7 de marzo de 2013

KAMIKACES



Empiezo a girar la ruleta. 
¡Clack!
Mirada absorta en un abismo
-el mundo revolviéndose 
frenético-
mientras mi pie hundido 
en el pedal del gas
revela viejos instintos 
kamikazes.

                                 Nada nuevo.
Cierro los ojos tan solo un instante
-como si fuera eterno-
y me flagela el eco de un destello
de ese fragmento infinitesimal
por el que jamás volveré 
a pasar.

Trance.
Una leve bocanada augura
el aroma pérfido de la muerte
-la de verdad,
la que se llena de epitafios 
y lágrimas plañideras-
y entonces caigo en la cuenta 
de que en realidad
nada de todo esto tiene que ver
con el corazón en un puño
o  la respiración contenida
cuando tú te vas.