viernes, 8 de marzo de 2013

EN LO QUE DURA UN DESTELLO

Son brevísimos lapsos
de absurda inexistencia.
Tan solo eso.
Instantes que ocupan el destello
de un segundo, de un minuto roto…
Pero basta para que me asedien
en porciones mínimas de deseo:
el sabor de tus labios;
la mentira de tu sonrisa;
el humo volátil de un cigarro a medias;
tu mano buscando a tientas la mía;
y el frío de la cama que me agita
cuando amanezco solo
sin oír tu respiración.

Justo entonces resurgen
viejos fantasmas de ilusiones enquistadas
y  de despedidas sin decirnos adiós.
Todo se apresura incesantemente
sin darme tregua para enjuagar
los últimos resquicios de ti.

Quizás nunca lo sepas
pero me dolías más
cuando tu cuerpo vagaba a ratos
junto al mío
por callejones desiertos.
Que ahora
que te confundo a todas horas 
entre la multitud
con siluetas ajenas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario